Zapallo Anquito
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Zapallo anquito. |
Las plantas de zapallo anquito (Cucurbita moschata), también conocido
como anco, calabacita o butternut pertenecen a la familia de las Cucurbitáceas
y son originarias de las zonas tropicales y subtropicales de Centroamérica.
Poseen una raíz pivotante gruesa que puede llegar hasta los 2 m de profundidad
y sus ramificaciones laterales pueden cubrir un diámetro de 6 m. Poseen tallos
de entrenudos largos, rastreros, pubescentes, con zarcillos y desarrollan
raíces adventicias en los nudos. Las hojas son grandes, pecioladas y
cordiformes, ásperas al tacto. Las flores son monoicas, es decir, que dentro de
una misma planta se encuentran flores femeninas y masculinas por separado. Son
de color amarillo, grandes, acampanadas y están ubicadas en las axilas de las
hojas. Las flores femeninas son algo más grandes que las masculinas y su
polinización es entomófila (por medio de insectos). El fruto puede ser desde
pequeño a mediano, con forma de pera, de cuello grueso y corto. La semilla es
de color blanco pálido a castaño con margen. Es una planta anual.
El zapallo anquito es una hortaliza
de muy bajo contenido calórico debido a que posee una gran proporción de agua. También
aporta buena cantidad de fibra a nuestra dieta, la cual genera mayor sensación
de saciedad y acelera el tránsito intestinal, posee un alto contenido de
β-carotenos, los cuales son precursores de la vitamina A y un alto contenido de
vitamina C.
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Arriba izquierda: disposición del fruto en la planta; derecha: flor masculina. Abajo izquierda: hojas; derecha: raíces adventicias. |
Suelo
Prefiere los suelos franco-arenosos,
aireados, bien drenados y profundos, aunque también pueden obtenerse buenos
resultados en suelos pesados o arenosos siempre que estén bien provistos de
materia orgánica. Es medianamente resistente a la salinidad, pero muy sensible
a la sodicidad. El suelo debe tener una profundidad mínima efectiva de 0,5 m.
Siembra
Como se trata de una especie de
verano, el momento ideal para la siembra es cuando ya ha pasado el período de
heladas. La planta de zapallo necesita una temperatura mínima del suelo de
10-15 °C para germinar y debe disponer de adecuada humedad. El prehidratado de
la semilla favorece la germinación uniforme y rápida: se sumergen por 3 o 4
horas en agua, luego se sacan y se dejan escurrir hasta el otro día.
Podemos realizar la siembra en
almácigo (y trasplantar los plantines al suelo cuando posean 2 o 3 hojas
verdaderas) o directamente en el suelo. Para
ello se debe formar un camellón o lomo y realizar un pequeño hoyo de unos 3 a 5
cm de profundidad. Allí colocaremos de 2 a 3 semillas y lo taparemos. Este
método se lo conoce como “siembra a golpe”. Una vez aparecidas las plantas se
ralean dejando 2 por hoyo. Debemos dejar 1m de distancia entre plantas y 1,5-2
m de distancia entre hileras.
Riego
Si bien la semilla de zapallo no necesita
mucha agua para germinar, la mayor necesidad hídrica de este cultivo sucede
durante la floración y el engrosamiento de los frutos. Tradicionalmente este cultivo
es regado por surcos, utilizando camellones lo suficientemente elevados para
evitar enfermedades causadas por hongos del suelo. En este caso el agua debe
llegar a las plantas por capilaridad. Con riego por goteo se logra un uso muy
eficiente del agua y se aumentan los rendimientos.
Fertilización
Podemos optar por realizar una
fertilización química (inorgánica) o una orgánica. Para el primer caso es
conveniente aplicar fósforo (P) en pre-siembra y nitrógeno (N) luego de la
emergencia y del inicio de la floración. Durante la etapa de floración y de
engrosamiento de frutos la planta tiene altos requerimientos de N y P. No debemos
olvidarnos de atender también los requerimientos de otros nutrientes como potasio
(K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S) y boro (B). En cuanto al segundo
caso, las plantas de zapallo reaccionan muy bien al aporte de materia orgánica
en el suelo.
La incorporación tanto del
fertilizante químico como de la enmienda orgánica puede realizarse en banda
debajo la línea de siembra.
Cosecha
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Fruto en proceso de maduración. |
Los zapallos se cosechan antes de
llegar a plena madurez, en un estadio llamado “3/4 de cáscara”. Para saber si
nuestro fruto se encuentra en ese estadio solo debemos hincar la uña en la
cáscara, si lo logramos significa que el zapallo está listo para ser cosechado.
Si no vamos a consumirlos a corto plazo y deseamos conservarlos, los
cosecharemos cuando el follaje se haya secado y su corteza esté bien dura, es decir, cuando el trozo de pedúnculo que lo une a la planta madre se secó y cuando clavamos la uña no queda ninguna marca. En cualquiera de los dos casos es
necesario dejar un trozo de pedúnculo de 1-1,5 cm pegado al fruto para evitar
las heridas que se producen si lo arrancamos a presión (las cuales podrían ser
la puerta de entrada para hongos y bacterias).
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